MENOS MAL QUE NOS QUEDA PORTUGAL

24/06/24.

Es lo que debió de pensar alguno tras acabar un curso denso denso, pues Portugal era, en efecto, el destino del solaz viaje de estudios de 1º de Bachillerato. Un viaje muy liviano, nada más y nada menos que Braga, Guimarães, Oporto, Aveiro, Coimbra, Lisboa, Sintra (quizá Cascais, se decía en los mentideros del viaje) y Salamanca –esta última en España para los despistados del cambio de hora– en 6 días. Visitas a palacios, castillos, plazas, ríos, puentes, torres, montaña, campo y playa (bueno, playa estaba por ver) y mucho, pero que mucho autobús.

06/06/24

Y ahí comienza el viaje, nuestro bus Epifanio, a la nada desdeñable hora de las 6:45, ideal para volver a casa, pero esta vez para salir de ella. Tras las formalidades –comprobar que estamos todos, despedirse de familiares, recoger última documentación y el parné (55€) de la fianza y tasa turística– salimos con el que será nuestro querido chófer Kike. Primer viaje sin incidencias, gente durmiendo, cansada, niebla en Mondoñedo, vistas a Santiago, Rías Baixas, puente de Rande, Vigo… Y, por fin, Portugal.

Comida en Braga y comienzan las primeras diferencias importantes. Por un lado, los burgerquineros y, por otro, los buscadores de gastronomía local. Punto en común: los helados. Después de comer, visita guiada por Braga y luego Guimarães con Hugo, un guía al que ya le vino bien que le dijéramos que no fuese muy densa la visita, que los chavales estaban cansados. Hugo era majo y, realmente, tenía “interés en contarnos” sobre el Sporting de Braga y su hijo portero que jugaba en las categorías inferiores. Muy bonitas Braga y especialmente Guimarães, donde en el castillo pudimos ver a unos universitarios con el traje típico de negro con capa, parecido a la tuna, pero sin parches ni mandolinas.

Llevamos tres párrafos y aún no ha llegado ni la primera noche en Oporto. Bueno, en Maia, el Lugones de Oporto. Ahí frente a edificios de oficinas estaba el hotel “4*”, principalmente por la mesa de billar y la cocinera que cocinaba de lujo y, además, se interesaba porque realmente nos gustara la comida. Primera cena con un poco de caos organizativo (que rápido resolvió Adriana para el día siguiente), pero todo el mundo salió contento. Se acabó la pasta, se comieron hasta el puré de patatas y ¡vaya postres!: tarta de chocolate y gelatinas de fruta. Buenísimo todo. A dormir. Primera noche sin incidencias graves.

07/06/24

Ahora sí que sí vamos a Oporto. Vemos O Dragão desde el bus, paramos en la Catedral y comienza la visita guiada con Dora, una guía muy poco “explicadora” que padecía de desidia generalizada. Ruta con pocas explicaciones, alguna foto mal hecha, Palacio de la Bolsa y “crucero” por los puentes del Duero a la mejor hora de todas: a las 13:00h con sol, calor y humedad que hacían poco llevadero el crucero. Sol, pero con amenaza de tormenta a lo lejos que no acaba de concretarse a pesar de las predicciones (un servidor cargando toda la mañana con un chubasquero). Tiempo libre para comer, que algunos aprovecharon para comprar camisetas del Sporting de Portugal y Benfica en Oporto (¿Os imagináis a alguien comprando camisetas del Atlético y Real Madrid en Barcelona?, pues así de guiris somos.). Punto de encuentro para hacernos una foto en el puente de Luis I y tiempo libre por la tarde.

Y en el tiempo libre… vino la tormenta ¿qué es Oporto sin lluvia? Igual que Galicia o Asturias, una entelequia. Y el chubasquero cumplió entonces su función. Mientras algunos se resguardaban en la estación de tren (bonita, por cierto, pero la de Bocines es mejor, eh), otros aprovechábamos hasta el último instante para hacer compras. He de decir que mientras llovía fue cuando mejor se paseaba por la ciudad porque, ya sabemos, las ciudades sin gente mejoran, y entonces sí que se parecen un poco más a Bocines.

Vuelta al hotel, billar, cena y los profesores nos vinimos arriba y felicitamos a la muchachada por el buen comportamiento mostrado en estos dos días y que, por ello, al día siguiente cambiábamos la visita de Aveiro pueblo por Aveiro playa. Al poco de la felicitación dudamos :“¿y si esto hace que nos den la noche?”; e intentamos enmendarnos mandando un mensaje de aviso: “Si hay quejas durante la noche, ni playa ni leches”

08/06/24

Constatación del error, del craso error. Tras la noche, multitud de retrasos para desayunar y quejas de un huésped francés de Perpignan durante el desayuno. El que avisa no es traidor: no hubo ni playa ni leches, por más que alguno lo mereciera, pero esto no son los 70 ni Cuéntame. Afortunadamente el progreso ha traído la erradicación de la violencia física en las aulas, pero nada nos han dicho sobre la violencia auditiva. Por ello, cuando de camino a Aveiro todos y todas dormían plácidamente en el bus después de una noche movidita, un humilde narrador convertido en Dj Soto sacó lo más hardcore de su repertorio: The Godfather by Fantômas. Al instante, todos despiertos creyendo que comenzaba el apocalipsis. Y otro serio aviso: el disco tiene 15 canciones. Si se vuelve a repetir algo así, se escucha entero.

Tras esto, visitas exprés a Aveiro y Coimbra. Esta última especialmente disfrutona por sus cuestas, algo que agradecieron mucho nuestros chavales. Espero al menos que en un futuro quieran volver a Coimbra (y si es de estudiante universitario, mejor), pues es realmente bonita, pero la verdad que no era el mejor día para visitarla. Más bus, otras 2 h y media a Lisboa (bueno, al parqueprin de Lisboa), distribución de habitaciones y cena. El hotel en algunas cosas estaba mejor – instalaciones, insonorización – pero la comida… ¡ay la comida! Quejas y más quejas durante la cena, peticiones de ir al Burger King de enfrente, y alguno que se lo comió todo y decía “a esta gente no se les puede sacar de casa”. Todos tenían su parte de razón, cierto es.

09/06/24

Comienza el día de la visita a Lisboa. Al menos el desayuno mejor que la cena. Durante la noche no hay problemas reseñables más allá de 14 personas en una habitación (¡pero sin ruido eh!), nunca sabremos si por el miedo a otra canción o por la buena insonorización del hotel. Y se incorpora un nuevo protagonista: Frederico aka Chiki, el guía de Lisboa. Este guía sí que fue bueno, un crack con su micrófono, auriculares y cadencia narrativa. Visitamos el claustro del Monasterio de los Jerónimos (probablemente el claustro más bonito que servidor haya visto en su vida, y eso que soy de Toledo), el Palacio de Ajuda con toda su pompa y boato, y el museo de los carricoches, que bueno… ni fu ni fa. A continuación, trayecto de 100 km para cruzar al otro lado de la autovía y hacernos fotos en la Torre de Belem y ver desde el bus el puente de San Francisco 25 de Abril, con tarea competencial evaluable de Matemáticas I incluida.

Llegamos a Lisboa, tiempo libre para comer y quedar en el punto de encuentro 2 horas más tarde. A la vuelta, los buscadores de gastronomía local me cuentan que esta vez han fallado en su elección. No pasa nada, se aprende más de los errores que de los aciertos. Y de nuevo a subir, esta vez al Castillo de San Jorge, y de nuevo quejas: “No hacemos más que subir”, “nos queréis matar con tanta cuesta”, “encima no hemos visto el tranvía amarillo”. Creo que lo que pasaba es que la gente estaba muy nerviosa porque el Sporting (el de Gijón) jugaba la ida del playoff de ascenso. En Lisboa parecíamos una marea rojiblanca de todas las camisas del Sporting que llevábamos, aunque había una carbayona infiltrada, Alba, que tuvo que aguantar lo inimaginable por parte de los alumnos, de Adriana, de Kike (todos sportinguistas) y hasta de Chiki que gritó con voz de barítono “¡Viva Sporting!”

Tras la visita al Castillo –que por cierto mucha gente al final disfrutó correteando por las murallas y viendo pavos reales– vuelta al bus con carrera incluida para que algunas alumnas que no encontraron el tranvía amarillo lo pudieran ver y hacerse una foto pal insta antes de subir. La cena igual o peor que el día anterior, no era incomible pero sí que fue el peor bacalao a bras que he comido en Portugal con diferencia. Y el partido al final decepción: Sporting 0 – Espanyol 1. Y qué sabio es el refranero, pues quien ríe el último, ríe mejor. No lo dirá, pero seguro que Alba pensó “ahora os j****s”.

10/06/24

Último día antes del regreso. Nos volvemos a encontrar con Chiki, visitamos Sintra y su Quinta da Regaleira. Impresionante su pozo iniciático, alegoría del Infierno de la Divina Comedia de Dante y sus 9 círculos concéntricos (no olvidemos que en un viaje de estudios se viene a aprender). Nos despedimos de Chiki, parón para un pequeño almuerzo de dulces típicos, y esta vez, vaya vaya aquí sí hay playa. Y merecida, que excepto la noche de Oporto, el comportamiento visible fue excepcional por parte de todo el grupo. Cumpliendo con los 10 mandamientos que se resumen en 2: “Ni policía, ni hospitales” (aunque sí alguna farmacia de guardia…por motivos estrictamente dermatológicos). Vamos a centrarnos, que nos vamos por las ramas. Comida y tarde libre en Cascais. Uno o dos bañitos, tomar el sol, y fútbol playa dejando bien alto el listón del Marino, alzando bien el rabu. Tarde de merecido disfrute tras tanto bus, cuesta y monumento durante el viaje.

Vuelta al hotel y al menos la cena la mejor de los 3 días (es difícil hacer mal el pollo asado). Nos quedaba ya una noche y un pequeño viaje de vuelta, de sólo 820 km y 10 horas de bus. Últimas indicaciones para la noche: “os tienen que devolver los 50€ de fianza, así que comportaos”. Alguna carrera por aquí, alguna otra por allá, malas actrices disimulando, malos actores con excusas, ojo a la fianza y a dormir (los menos).

11/06/24

Día del regreso. Hay que levantarse antes, pues para que dé tiempo a comer y llegar a Salamanca antes de las 16h hay que salir sobre las 8h. Recuerdos para la lumbrera de la agencia que no pensó en el cambio de hora al cruzar la frontera y que provocó el caos organizativo de la vuelta. Con sólo 15 min de retraso sobre el horario previsto se desayuna en 2 turnos, el hotel revisa las habitaciones y nos devuelven hasta el último céntimo de las fianzas. Dejando bien alto el pabellón Crisoliano. Que en todo Portugal sepan que somos mujeres y hombres de bien.

El viaje de regreso con mucho cansancio, mucho sueño y silencio. Comemos en una estación de servicio de Salamanca provincia tras cruzar la frontera. En la Deep Spain, la de las barras de granito, bocatas de jamón serrano malo, decoración taurina raída por el paso del tiempo y supermercado anexo con escopetas de caza al lado de los sugus de piña. Los alumnos criados en las templadas temperaturas cantábricas sufren ya el asfixiante calor mesetario. Alguno del Deep Gozón es la primera vez que ve campos amarillos y amenaza con derretirse en el acto. Total, que llegamos a Salamanca ciudad a las 15:55 y quedamos en la Plaza Mayor con Amparo, nuestra última guía, una señora muy efectiva que en una hora nos enseñó y contó lo esencial de la Plaza Mayor, la Rúa, las Catedrales, la Universidad, los Víctores, la Rana, y la Casa de las Conchas. Récord mundial de monumentos visitados por unidad de tiempo.

Ya sólo nos quedan los últimos 350 km a Luanco. 4 horas de nada. Una pequeña siesta por los campos de Castilla León y su páramo, parada técnica en la estación de servicio de Rioseco de Tapia, justo antes del embalse de Luna, el tunel del Negrón y el Paraíso tras él. En la estación de servicio, después de que todo el grupo salga, el gasolinero me para y me dice “es el mejor y más educado grupo que ha pasado por aquí, enhorabuena” ¡Claro que sí, copón bendito! Que somos el IES Cristo del Socorro de Luanco, y eso se nota, que no somos de Candás. Y ya el último tramo es una fiesta, hay alegría, algarabía, satisfacción por el trabajo bien hecho y muchas canciones. En Lena hay cambio de chófer y se nos va nuestro querido Kike pues agota sus horas de conducción diaria, con un bonito discurso de despedida; pero las canciones y la alegría continúan hasta llegar a casa. Por la radio del bus suena un mix de lo más variado: Melendi, Ska-P, El Jincho, Manolo Escobar, Jarfaiter, Mago de Oz, Seagrams 21, Rodrigo Cuevas, Zapato Veloz… hasta acabar con el Asturias de Victor Manuel. Llegamos a Luanco pasadas las 22h, todos sanos y salvos (excepto el móvil del IES) y recibimos la calurosa bienvenida de las familias y la directora del centro, muy orgullosa también de que estos alumnos sean los mejores de todo Gozón, Asturias y España entera, que ya nos lo dejó bien claro el señor gasolinero.

Un viaje que espero que haya sido para recordar, con sus cosas buenas y no tan buenas, pero que, tras pasar el tiempo, podamos todos echar la vista atrás y decir “Menos mal que fui a Portugal”.

Sotomayor, Sotomayor

Profesor acompañante y Dj aficionado

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